miércoles, noviembre 25, 2009

...

-Cristina no ha podido venir -dijo-. He traido esto, para que se lo dediques.
Dejó sobre la mesa un ejemplar de Los Pasos del Cielo que venia envuelto en papel purpura con el sello de la libreria Sempere e Hijos, y lo empujó hacía mí. No hice ademán de cogerlo. Vidal se habia puesto pálido. La vehemencia del discurso y su tono defensivo se batían en retirada. Ahí viene la estocada, pensé.

-Digame de una vez lo que me tenga que decir, don Pedro. No voy a morderle.
Vidal apuró el vino de un trago.
-Hay dos cosas que quería decirte. No te van a gustar.
-Empiezo a acostumbrarme.
-Una tiene que ver con tu padre.
Sentí que aquella sonrisa envenenada se me fundía en los labios.
-He querido decirtelo durante años, pero pensé que no te iba a hacer ningún bien. Vas a creer que no te lo dije por cobardía, pero te lo juro, te lo juro por lo que quieras que...
-¿Qué?- corté.
Vidal suspiró.
-La noche en que tu padre murió...
-...que lo asesinaron-corregí con tono glacial.
-Fue un error. La muerte de tu padre fue un error.
Le miré sin comprender.
-Aquellos hombres no iban a por él. Se equivocaron.
Recordé las miradas de aquellos tres pistoleros en la niebla, el olor a pólvora y la sandre de mi padre brotando negra entre mis manos.
-A quien querían matar era a mí- digo Vidal con un hilo de voz-. Un antiguo socio de mi padre descubrió que su mujer y yo...
Cerré los ojos y escuché una risa oscura formarse en mi interior. Mi padre había muerto acribillado a tiros por un lío de faldas del gran Pedro Vidal.
-Di algo, por favor-suplicó Vidal.
Abrí los ojos.
-¿Cuál es la segunda cosa que me tenía que decir?
Nunca había visto a Vidal asustado. Le sentaba bien.
-Le he pedido a Cristina que se case conmigo.
Un largo silencio.
-Ha dicho que sí.
Vidal bajó la mirada. Uno de los camareros se aproximó con los entrantes. Las depositó sobre la mesa deseando <>. Vidal no se atrevió a mirarme de nuevo. Los entrantes se enfriaban en el plato. Al rato cogí el ejemplar de Los Pasos del Cielo y me fui.



El juego del Ángel.
Fragmento.


Carlos Ruiz Zafón.