The Wonder Years II

Ya han pasado casi dos meses desde que me fracture el tobillo. Ayer comenzó mi rehabilitación en una clínica del IMSS. Después de un largo proceso de ir de aquí para allá y de allá para acá, por fin me han atendido digamos que bien, bien a secas.

Mi terapeuta física es accesible, no así la que imparte la cátedra de gimnasio. Este día fue algo doloroso porque aún no recobro totalmente la movilidad del pie, no puedo subir ni bajar escaleras ni caminar por calles que tienen inclinación, mucho menos caminar de manera normal. Me dieron hidromasaje para después una especie de masaje en todo el pie que mas bien parecía tormento chino por la forma en como lo hicieron. Dolió? Sí, y bastante, pero sólo fue una sesión de muchísimas más que tendré.

Este accidente me ha hecho ver las cosas de forma diferente. Es cuando uno esta convaleciente que aprecia las muchas cosas que están alrededor y que no valoramos, por ejemplo la familia. Mi mamá ha sido incansable, siempre a mi lado… durante estos meses es la única persona que me ha acompañado a la clínica familiar, a sacar citas, realizar trámites, a mi rehabilitación, en fin. Tengo que decirlo: lamentablemente tuvo que pasarme esto para ver lo afortunado que soy al tener a una mamá así. Nunca terminaré de agradecérselo.

Tengo bastante tiempo libre ahora, así que he comenzado a ver series de televisión que siempre me gustaron pero que por alguna u otra razón no terminaba. Ahora veo The Wonder Years, esa serie que contaba la vida de Kevin Arnold con quien me identificaba. Terminé la temporada 1, el capitulo se llama “El baile” y esto me hizo recordar muchas cosas que en mi vida han pasado, tantas cosas, tantos recuerdos… personas que se han ido.

En esta noche, solo en mi cuarto con las luces apagadas y teniendo únicamente a mi computadora como amigo, siento un aire de nostalgia, de añoranza. Hace mucho tiempo que no tenía dentro de mi éste sentimiento… tan grato, tan asesino. No sé que va a pasar mañana. Tampoco sé lo que vendrá el próximo año. Sólo sé que dentro de mí, nace una esperanza para que todo, todo sea mejor… de una vez por todas.

Atte. Parker Skywalker.

PD: Belén, sí estas leyendo esto, aún resuena en mi cabeza la vez que me dijiste: “Decídete a ser feliz”. Gracias.